Actitud del hombre frente al templo de Dios

San Juan el evangelista nos invita hoy a meditar sobre la actitud del hombre frente al Templo de Dios. Por un lado reconocemos que Jesús sube al templo de Jerusalén y se encuentra en este momento coyuntural con el acontecer de los comerciantes en el período próximo a la pascua.

Podríamos dar inicio en este proceso entendiendo que Jesús comienza su ministerio y su vida, con lo que está sucediendo en ese templo, con la actitud del hombre frente al templo.

Creo que este hecho nos hace un llamado profundo a meditar sobre el templo.

Primero debemos reconocer que el pueblo de Dios, en su acción verdadera purificaba el templo cada vez que era atacado por las monarquías extranjeras que trataban de tomar posesión de él.

Templo de Dios
La actitud del hombre frente al Templo del Señor

El Templo observado por Jesús

Por eso la primera mirada externa es muy importante, significa estar atentos a los hechos que puedan poner en peligro el templo.

Esto es lo que Jesús observó cuando se encuentra con una multitud de comerciantes dentro del templo, por eso Jesús hace un cordel y expulsa a todos aquellos que dentro de la interioridad del templo, se acercan para hacer comercio de vida.

Qué bueno es esto porque nos llama hoy a entender lo que Jesús al final del texto quiere expresarle a la vida de la comunidad, a expresar que este templo será destruido y en tres días será construido.

Algo muy difícil de entender, ni los judíos, ni los discípulos de Jesús se dieron cuenta de la hondura de estas palabras. Todos creían que se trataba del templo material de Jerusalén.

“Pero Él hablaba del templo de su cuerpo”.

Video Reflexión: La Actitud humana frente al templo del Señor

Los apóstoles, después de la Resurrección y el envío del Espíritu Santo, caen en cuenta de la profundidad de las palabras de Jesús.

En Juan la palabra “recuerdo” significa descubrir la profundidad de las palabras y los hechos de Jesús histórico por la fuerza del Espíritu Santo.

Sin el Espíritu Santo no podemos comprender la Palabra de Dios. Por otra parte, el cuerpo resucitado de Jesús es el Nuevo Templo del Dios vivo. 

Siendo que Jesús es el hijo de Dios, y Dios verdadero, siendo que tu yo somos hijos adoptivos de Dios por el bautismo y siendo además que por la Eucaristía nos alimentamos del mismo Dios, entonces también somos templos de Dios.

Por lo tanto somos templos vivos donde habita Dios. 

En estos templos donde el señor nos ha sembrado, donde hemos recibido una expresión verdadera de camino de vida sacramental.

En estos templos externos, que también tienen que ser cultivados, conservados y purificados por la vida del hombre, conviene no convertirlo en cueva de ladrones.

y te pongo un ejemplo muy sencillito, fijate bien:

Solamente el hecho de que saques tu celular, en plena celebración eucarística, ya es un signo de cómo el hombre puede llegar a expresar ese sentido de alejamiento de ese proyecto de Dios.

¡No hagas comercio en el templo del Señor!, y no me refiero al templo físico solamente, sino a tu templo, porque el hecho de que saques tu celular significa que no tienes la voluntad de tener un encuentro con el Dios.

Ahora, no estoy diciendo que el celular sea malo, pero tiene su momento histórico para cada acontecimiento, por eso desde esa realidad quisiera que veas el templo como la estructura donde Dios quiere que tú tengas un encuentro personal con su obra y su gracia.

Pero también la construcción del templo interior.

Es decir que nuestro cuerpo debe ser siempre alimentado por la palabra y la eucaristía, de esta manera podremos ser expresión viva del Dios vivo.

Este templo que ha sido reconstruido por la gracia de Jesús mediante el sacramento del bautismo, hoy nos hace comprender ese sentido de vida y vida abundante.

Espero que estas palabras hayan tenido sentido para ti, si deseas aquí te comparto más reflexiones católicas. 

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