Querido hermano y hermana, un gusto recibir tu visita una vez más. Hoy quisiera reflexionar sobre la resurrección cristiana. Además analizaremos que relación con la resurrección en el matrimonio.
Dos cosas aparentemente distintas, pero que en la práctica guardan una estrecha relación. Entre tanto veamos que es la resurrección:
Se entiende que la resurrección consiste en volver a la vida que se tenía antes de la muerte. De ahí podemos decir que resucitar es revivir. Nosotros por su puesto la asociamos a una cuestión de fe, ya que la muerte de una persona es, para la ciencia, irreversible.
Como cristianos que somos, creemos en la Resurrección ya que Cristo verdaderamente resucitó por el poder de Dios. No es una fantasía, ni una energía, tampoco se trata de un cuerpo revivido como el de Lázaro que volvió a morir. La presencia de Jesús resucitado no se trata de visiones por parte de los Apóstoles.

Cristo resucitado es una realidad para nosotros. Con su muerte en la cruz, abrió las puertas para que llegado el día nuestros cuerpos también resuciten. Así como creemos que Jesús resucitó de entre los muertos, así también creemos en «la resurrección de la carne», tal como profesamos en el credo de los Apóstoles.
Sobre esto escribe San Pablo en (I Cor. 15:21,22) y mas adelante: «En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados (I Corintios 15:52).
Esta es nuestra fe, la resurrección cristiana es una promesa de amor. Pasemos a continuación a repasar la inquietud de los saduceos respecto de la resurrección.
Resurrección cristiana y los saduceos
El evangelio según san Lucas 20: 27-38 nos habla sobre algo fundamental para nuestra vida de fe, sobre nuestra fe en la resurrección cristiana, el Dios viviente y el Dios de la vida.
En estos días venimos leyendo el evangelio de Lucas, y veníamos acompañando a Jesús en su camino a Jerusalén, el episodio evangélico de este día se desarrolla en la explanada, en el templo de Jerusalén.
En esta ciudad santa, en este lugar tan especial para los judíos, se produce una discusión entre Jesús y los saduceos ( personas que no creían en la resurrección).
Ellos plantean a Jesús una pregunta capciosa, exponen el caso de una mujer que en esta vida tuvo siete maridos, ¿cuando resuciten los muertos de quién será esposa esta mujer?.
A partir de esta pregunta Jesús responde: Que en la resurrección cristiana, las condiciones de vida son diferentes, ¿en qué sentido? En la resurrección viviremos en plenitud la paternidad de Dios, Dios como padre de todos, por lo tanto también viviremos en plenitud la fraternidad.
Desde esta realidad de Dios como padre de todos, miramos la resurrección como la plenitud de nuestra vida de amor, porque Dios nos ha creado con amor.
Nos sostuvo en esta vida terrenal con amor, y nos recibe para la vida eterna desde este mismo amor. Entonces mientras aún vivimos en este mundo, y preparamos nuestro encuentro definitivo con el Señor, estamos invitados a vivir este amor.
Teniendo bien presente esta fuerte palabra del evangelio, podemos entender que Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, todos en efecto viven para Él, porque creemos en un Dios de amor, vivimos con amor esta vida.
Vivir nuestra vida con amor es un desafío cotidiano, porque es desde ese amor en donde podemos vencer el dolor, la desesperanza, y tantas situaciones que a veces nos acercan o nos remiten a la muerte.
Pero creemos en un Dios que es vida, y porque creemos que este Dios vida vive en nosotros, cada día, con fuerza, con la fuerza de este mismo Dios debemos buscar y construir una familia llena del amor de Dios, un hogar, una patria, un mundo que cada vez pueda tener más espacio para este amor del Señor.
Los Saduceos preguntan sobre la resurrección cristiana (VÍDEO)
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Resurrección en el matrimonio
La resurrección cristiana es gracias a la resurrección de Cristo que podemos esperar en ella, pero ¿que tiene que ver la resurrección con la vida matrimonial?, muchas veces nosotros en nuestra vida tenemos que aprender a renunciar a ciertas cosas, tenemos que aprender a cambiar ciertas cosas por el otro, es ahí cuando estamos muriendo, estamos muriendo a ciertas cosas que no son buenas, ni para nosotros, ni para los demás.
Pero fundamentalmente en la pareja hay que aprender a renunciar a esas cosas, cada día que el señor les regala para compartir juntos, cada día que el Señor les da la oportunidad de entregarse mutuamente, tienen que ver con ciertas muertes personales, lo bueno es que después de esa renuncia, surge una resurrección, surgen cosas nuevas, diferentes cambiadas.
También, en el matrimonio hay que aprender a morir para resucitar, y es el amor el que concede esa resurrección, por eso un matrimonio que quiere realmente vivir su fe en plenitud, tiene que hacer presente al Dios del que hoy nos habla el evangelio.
El evangelio nos dice claramente, que el señor no es un Dios de muertos, sino de vivos, ese Dios vivo que nosotros le hacemos presente cada vez que oran juntos, cada vez que rezan en familia, cada vez que comparten la eucaristía.
Querido hermano y hermana, este tiempo es para que nosotros vayamos pensando, en qué cosas estoy muriendo, en qué cosas estoy renunciando para poder resucitar a través del amor que el señor les ha regalado a los dos.
Este un tiempo para replantearse muchas cosas que necesitamos cambiar, ya vamos terminando este año litúrgico, ya pronto empezará este nuevo tiempo. Debemos ir preparando nuestro interior, porque a medida que lo vamos preparando, también vamos preparando nuestra pareja y también vamos renovándola.
Por eso me gustaría plantearte una pequeña pregunta para compartir juntos en la intimidad del amor de los dos, ¿Cuáles son aquellas cosas a las que estoy renunciando por el amor que te tengo?.
Y cuando yo renuncio a esas cosas, ¿que es lo nuevo que surge en mí?, es decir ¿qué está produciendo esta resurrección de mi amor?.
Sería interesante que internamente respondas esta pregunta.
Vamos a pedir entonces, a nuestra madre Santísima, madre del Dios de la vida, que nos ayude a vivir este evangelio de la vida, y firmemente poder decir todos los días: “Creo en la resurrección”.
Te animo a observar esta otras reflexiones católicas.