¿Crees que en el mundo actual sea un posible la oración familiar y conyugal? la respuesta es un rotundo SI, obviamente con un poco de voluntad, algunos minutos de nuestro tiempo, fe y amor.
Pero es todo un desafío y una lucha, así como lo puede ser la misma oración.
En esta serie de artículos te presentamos algunas recomendaciones y reflexiones para ayudar a las parejas y a las familias a orar juntas.
La oración por la familia es un acto de amor…
Claro está que no se trata de dar recetas prefabricadas, algo así como un manual para orar, la idea es reflexionar sobre lo que puede ser una espiritualidad conyugal y familiar que integre la oración en lo cotidiano.
La oración de la familia mantiene unido el hogar.
Ya que ésta sigue siendo un medio sencillo y concreto para entrar en relación con Dios, para presentarnos ante Cristo. Es un ejemplo de fe muy especial que habla por sí mismo. Cónyuges e hijos pueden descubrir toda la riqueza de la espiritualidad cristiana si buscan un tiempo para orar juntos.
La familia que ora es una familia unida
Anteriormente esta expresión era muy mencionada, sin embargo, no existen familias y parejas perfectas, ya que no hay hijos ni cónyuges perfectos.
Cada uno es único y hay muchas maneras de ser esposos y padres. Además, no se nace padre, se llega a ser. Lo mismo pasa con la oración. Ésta no es perfecta, es un proceso, y hay tantas maneras de orar como de ser pareja y familia.
Si esperamos tener las condiciones ideales para orar, no oraremos nunca, por el contrario, al orar juntos, hacemos que todas las oportunidades estén de nuestro lado para convertirnos en parejas y familias que se aman.
¿Cómo crear un clima favorable para la oración familiar?
¿Cómo orar mientras los hijos refunfuñan y el cónyuge está cansado? ¿Cómo hacer presente a Cristo en la agitación de nuestras jornadas, cuando es difícil encontrarnos en casa? ¡Es toda una aventura! No obstante, la oración conyugal y Familiar existe.
Constantemente promovida por la Iglesia, cuyo modelo es la Sagrada Familia, se desarrolla de acuerdo a sus ritmos, uniendo a los miembros entre sí, con la certeza de ser amados por un Dios Padre que quiere lo mejor para sus hijos.
La oración en pareja y en familia se alimenta de pequeños actos de la vida diaria, de esos «buenos días», «gracias» y «perdón» intercambiados entre padres e hijos. Dios entra discretamente en cualquier momento en el desarrollo normal de nuestra vida conyugal y familiar.
Él no da órdenes, nos insinúa invitaciones en el corazón mismo de lo que conforma nuestro diario vivir. La vida que se manifiesta en cada instante puede volverse un encuentro con Dios y ocasión de oración para su gloria:
el timbre del teléfono o de la puerta, el oficio que se debe hacer, el trabajo que debe reiniciarse, los aniversarios que no se pueden dejar pasar, la enfermedad imprevista, los defectos que debemos corregir, los hijos que nos enervan, el perro que hace ruido en la puerta para que lo saquen, el cansancio de la mañana o de la noche, los alimentos que hay que preparar, la oración antes de acostarse, las buenas noches que se deben dar…
Lo bueno con la oración familiar
es que podernos volver a comenzar cada vez que deseemos. Ésta es siempre un punto de partida, no una llegada. Y si nuestros cónyuges o hijos no oran con nosotros o lo hacen muy poco, podemos orar por ellos.
Dios forma así parte de nuestro álbum familiar. Somos gente común y corriente, decía Madeleine Delbrél, que caminamos hacia Dios a paso lento para encontrarlo en nuestra calle, en nuestra casa, en el corazón de nuestro cónyuge y en el de nuestros hijos, y en el fondo de sí mismo.
Si crees que el Señor vive contigo, en cualquier parle en que tengas un lugar para vivir, tendrás también un sitio para orar. SI vas hasta el fin del mundo, allí encontrarás la huella de Dios; si vas hasta el fondo de ti mismo, ahí hallarás al mismo Dios.
Por haber orado en pareja y en familia durante muchos años, estoy convencido de que la oración constituye un recurso importante para los hijos y la pareja.
- Sobre todo la oración por mi familia
- La oración para un un familiar enfermo grave
- La oración para la unión familiar
Claro que hay cansancio, están la televisión y muchas otras actividades por hacer, pero se traía de querer orar, y de empezar a hacerlo sin demora, si es posible cada día: una bendición o un canto antes de las comidas, un Padrenuestro juntos, un compartir con motivo de una fiesta, una breve alabanza a Dios antes del anochecer.
Aquí te comparto algunos temas relacionados con la oración familiar: