Oración en familia

La oración en familia proviene de manera muy natural de la oración individual y conyugal. Ésta será prioritaria si la oración cotidiana lo es en nuestra vida personal. La oración en familia tiene sus raíces en el sacramento del matrimonio y en el bautismo de los hijos.

Nos hacemos presentes ante Cristo en una oración muy sencilla, hecha de silencio y de palabras, de cantos y de gestos. Al orar con nuestros hijos, los educamos en la fe cristiana que es una relación viva con Cristo. La oración hace posible esta relación y permite que el hijo reconozca en Dios a alguien que lo ama y en quién el puede confiar.

Oración en Familia
Oración en Familia

Cómo orar en familia

No existe una edad mínima para orar. Desde el momento en el cual el hijo nos oiga orar, aunque no hable, puede presentir que alguien que es bondadoso se encuentra allí. Si nos preguntamos ¿cómo hacer oración en familia?, la respuesta sería con el ejemplo.

Nuestros hijos aprenden a orar con solo vernos, aunque aún no pueda hacer el signo de la cruz. Puede ver la veladora delante de una imagen, abrasar una cruz pequeña o un Rosario. De hecho he tenido a menudo la experiencia con mis hijos y ahora con mi nieta.

Puedes rezar con devoción un avemaría, y esta oración va a impregnar al niño, por inmersión, como si aprendiera la lengua materna de la oración y del amor. Por medio de la ternura de los niños descubren que Dios es amor. Jesús recuerda a sus discípulos que hay que acogerlos sin cesar y amarlos.

El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe…. cuidado con menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo les digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos (Mateo 18, 5-10).

El pequeño, creado a la imagen de Dios, puede decirnos algo acerca de Él por lo que es, en su calidad de ser racional en el momento presente. ¡Cuántos momentos en la jornada se pueden convertir en cortos instantes de oración en los que encontramos a Dios gracias al hijo que nos ha dado!.

Orando en familia con hijos pequeños

Los periodos de la jornada dedicados a mecer al bebé para amamantarlo, calmarlo o dormirlo nos llevan a la ternura. Al acariciar a
un bebé que se abandona suavemente, ¿no es algo muy natural dirigirse a la Fuente misma de todo amor y de toda confianza? Incluso se puede murmurar o cantar una oración. De esta manera vamos cultivando la oración en familia.

No hay que desaprovechar oportunidades. El paseo en el cochecito, los desplazamientos en carro o en autobús constituyen a
veces momentos propicios para la meditación o para la conversación interior con Dios. Por consiguiente, estos breves momentos de oración nos permite permanecer diariamente en el amor: «Quién permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él» (1 Juan 4,16).

Aunque podamos orar en todas partes, como en el carro, en la tienda o en la naturaleza, es conveniente disponer de un rincón de oración familiar en la casa que sea apropiado para el recogimiento. Esto indica que elegimos un lugar para Dios, que la oración tiene su espacio en un punto preciso de la casa.

Solo orando en familia podemos mantenernos unidos en el Señor, por ello debemos buscar la manera de hacerlo, esto se puede realizar en un cuarto, una mesa pequeña, un rincón de la sala, en una pieza de los niños. Puedes colocar una Biblia, una imagen o estatua de María o de un santo del cual seas devoto. Las imágenes pueden variar según el tiempo litúrgico. Pregúntale a los niños lo que desearían colocar allí. Ellos pueden también buscar un pequeño rincón de oración en su cuarto y la familia puede de vez en cuando reunirse allí para orar.

El momento adecuado para hacer oración en familia

Más vale orar juntos un poquito cada día que una vez por semana, aunque orar de vez en cuando es preferible a no hacerlo nunca. Por tanto, es importante encontrar el momento preciso en el que la familia se pueda reunir para orar algunos minutos, para ofrecerse de verdad delante del Señor.

No hay un momento ideal, pero he observado que es más fácil orar en común antes de acostar a los niños, aunque la fatiga sea real y exista el riesgo de que el teléfono suene. Lo que no impide enseñar a nuestros hijos a ofrecer su corazón y su jornada al señor apenas se despierten.

Después del baño de la noche, aquí está el baño de Dios. Puede suceder que alguno de los padres esté ausente, sin embargo la oración en familia se puede realizar. A veces, ésta se puede hacer en la cama. Y si ustedes se saltan algunos días, no piensen que nunca lo lograrán, que orar en familia no es para ustedes. Somos siempre unos principiantes en la oración, ya se ore solo, en pareja o en familia.

Orar en familia es aveces toda una aventura. Mi esposa y yo lo hemos experimentado a menudo con nuestros hijos. Cuando ellos eran pequeños, todos querían encender la veladora. «Me toca a mí, Catalina lo hizo la vez pasada». Hacíamos enseguida la señal de la cruz y entonábamos un canto al Señor.

Sucedía que alguno se enfadaba, otro jugaba con la veladora, el más pequeño no se quedaba quieto o se moría de la risa. Se requería una gran paciencia. No estábamos en un monasterio, pero aún así nos recogíamos algunos segundos. Luego venía el momento de una oración espontánea, más o menos larga según los días, y esta fórmula de uno de nuestros hijos que siempre se recitaba: «Gracias, Señor, por este bello día», era mejor que nada.

A veces en plena oración en familia, teníamos agradables sorpresas: «Haz que papi y mami se amen siempre» sin tomar conciencia nuestro hijo elevaba una oración por la familia unida. «Pido perdón por haber gritado esta mañana»…. Había siempre una oración de intercesión por las personas que habíamos encontrado, especialmente por las que sufrían o por algún difunto.

Terminábamos con un Padrenuestro tomados de la mano. La calma volvía, pero no por mucho tiempo: «A mí me tocaba apagar la veladora, ella lo hizo a propósito».

Oración en familia para navidad

¡Paciencia ! Habíamos comprendido muy pronto que ayudábamos a orar a nuestros hijos evitando impacientarnos, y estando recogidos en presencia del Señor. Dios obra aunque el niño esté tranquilo. No nos dejemos engañar por las apariencias. Dios ama a nuestro hijo y se comunica con él a su manera cuando oramos juntos.

Pero algunas veces ha sucedido que nos hemos descuidado. Es cierto, no habíamos hecho ninguna oración especial para el tiempo de adviento. Pues bien, nos asombramos al ver que nuestros hijos nos reprocharon por la falta de oración en familia, sobre todo para navidad, recuerdo que uno de nuestros hijos nos dijo:

«Cómo era de bueno que nos encontráramos juntos al lado del árbol de navidad y que encendiéramos las velas del adviento». Este era un claro reproche, habíamos descuidado la oración familiar en pleno mes del nacimiento del niño Jesús.

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