Obstáculos en la Oración

¿Se te hace dificultoso rezar? ¡a mi también! siempre tendremos obstáculos en la oración, en lo personal a mí nunca me ha resultado fácil rezar y sigue habiendo días en los que fracaso.

Pero luego me doy el tiempo para retomar mi vida de oración, no me dejo vencer por los enemigos de la oración.

Obstáculos en la oración
Obstáculos en la oración

Aquí el asunto no se trata tanto de nosotros, sino de Dios, tiene que ver con responder a su invitación de amor y con hacer todo lo que podamos por luchar contra los obstáculos que se interpongan entre Dios y nosotros.

Obstáculos que nos impiden orar

En cierta oportunidad, escuchando el sermón de los obstáculos de la oración en una misa dominical, aprendí que como hijos de Dios debemos buscar de Dios.

Tratar de encontrar la manera de vencer los obstáculos en la oración,  darnos un tiempo para tener un encuentro de amor con nuestro creador.

Porque cuando nos encontramos con Dios nos enriquecemos, por lo tanto cuando nos mantenemos alejados de Dios nos empobrecemos.

Veamos a continuación algunos impedimentos en la oración piadosa:

  • No sé rezar
  • No tengo tiempo para orar
  • Me cuesta tener una vida de oración
  • No rezo porque no siento nada
  • No soy digno
  • No escucho a Dios

Pero antes veamos al mayor enemigo de la Oración:

Enemigos de la oración | El mayor de todos

6 Obstáculos en la oración

Aquí te comparto los 6 obstáculos más comunes en el cuerpo de Cristo al momento de rezar, trataremos de dar respuesta a cada uno de ellos.

Obstáculo 1: No sé rezar

Hay muchas personas que dicen «no rezo porque no sé rezar». Si este es tu caso, lo que te puedo decir es que nadie nace aprendiendo a hacer absolutamente nada.

¡Todo se aprende en el camino!.

Si tú dices que no sabes rezar y por eso no rezas, me parece perfecto, incluso aquí entre nos yo también decía lo mismo.

Pero si analizamos bien las cosas este no es un obstáculo, sino más bien una invitación a aprender a rezar.

Puedes pedir a alguien de tu confianza que te enseñe. Debes de ser paciente.

En mi experiencia personal lo que hago es leer los salmos. Los salmos son como una escuela de oración, a mí en lo personal me encanta rezar con los salmos, incluso Jesús rezaba con los salmos, los salmos son oraciones que expresan muchas experiencias humanas.

Hay salmos en el cual el salmista le pide perdón a Dios, hay salmos de alabanza a Dios donde se reconoce el amor que nos tiene, hay salmos de agradecimiento, de alegría, hay salmos en donde se le pide ayuda a Dios porque se está muy angustiado.

En las sagradas escrituras encontrarás oraciones para perdonar y limpiar tu alma.

Pon en práctica esta recomendación para que así puedas vencer a los enemigos de la oración.

Imagen de Obstáculos de la Oración

Enemigos de la oración
Enemigos de la oración, ¿cómo vencerlos?

Obstáculo 2: No tengo tiempo para orar

Este es el más común de los obstáculos en la oración: no rezo porque no tengo tiempo para rezar.

¿Cuántas veces hemos dejado de orar porque “no tenemos tiempo? o porque tenemos tantas ocupaciones que nos han mantenido distraídos todo el día. Es normal que exista un momento en nuestra vida que nos exige muchos deberes, sobre todo las largas jornadas laborales.

Probablemente te estés preguntando, “Pero, si Dios dice en su palabra que debemos ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente, cómo vamos a dejar de trabajar para orar ¿No será contradictorio?».

Pues de alguna manera tienes razón en lo que dices del trabajo, pero también la palabra de Dios nos indica, que debemos velar y orar en todo momento para estar de la mano de Jesucristo. (Lucas 21:36).

Al parecer está algo complicado esta situación ¡Y lo es!, fíjate que Jesucristo al regresar de orar en el monte Getsemaní, vio que los discípulos estaban dormidos, a pesar de que previamente les había pedido que velaran y oraran por Él.

Al parecer los obstáculos en la oración de los discípulos fue el sueño, la pereza y el no darse el tiempo para acompañar a Jesús.

El Señor se enojó y le dijo a Pedro: “¿Conque no pudisteis velar una hora conmigo?”.

¡Imagínate! Jesús exigió al menos una hora de oración, es decir que una hora aún no es suficiente para el Padre.

La respuesta ante este obstáculo es que necesariamente hay que hacerse el tiempo, hay que organizarse mejor. Lo que te propongo no exige periodos de oración de una, dos, tres horas al día.

Quizá si tenemos media hora, 20 minutos, o 15 minutos será suficiente.

Supongamos que sea 15 minutos, si es así que sean 15 minutos donde nadie te distraiga, y que no sea cuando estas acostado en la cama, cuando ya te vas a dormir, que sea en tu mejor momento del día cuando estás despierto y más lucido, puede ser cuando recién te levantas porque ya cuando comienzas el día ya no se puede.

Obstáculo 3: Me cuesta tener una vida de oración constante

«Rezo por momentos y luego vienen semanas y me olvido de rezar días enteros, semanas enteras».

Aquí lo que está sucediendo es que a veces el desorden de nuestra vida se refleja también en nuestra oración, porque a tenemos una vida desordenada, por eso a veces no rezamos, o rezamos mal, lo hacemos solo por cumplir.

Y es que por lo general actuamos en función de las cosas que se nos van presentando en la vida, creo que es importante dedicarle como te mencioné hace un ratito un momento específico para la oración.

Necesitamos momentos exclusivos de oración, ¿qué significa exclusivo?.

Bueno la palabra exclusivo significa que es único entre otros, que excluye.

Por ejemplo un Mercedes Benz es un auto exclusivo, significa que este auto es solo para personas que tengan dinero, excluye a las personas que no tenemos el dinero para comprarlo.

En ese sentido nuestra oración también tiene que ser exclusiva, es decir que se debe excluir todas las otras cosas, o sea mi momento de oración es tan importante que tiene que excluir por ejemplo el estar laborando, el estar comiendo, el estar con mis amigos.

¡Te das cuenta qué fácil es entender!

Recuerda que la oración eficaz del justo puede mucho, así que tienes que apartar un momento especial nada más.

Excluir todo lo distractivo, cerrar la puerta de tu cuarto o quizá ir a una capilla donde nadie te interrumpa.

Tiene que ser los 15 o los 20 minutos más exclusivos, obviamente eso significa apagar el celular, la televisión, la música.

Para un cristiano la oración es el momento más esperado del día, es un momento de verdad exclusivo.

De esta manera podrás superar los obstáculos en la oración.

Obstáculo 4: No rezo porque no siento nada

Este obstáculo también es bastante común en la Iglesia. Hay quienes dicen… “Yo encuentro que la oración es muy agradable, pero sólo rezo cuando me apetece. Rezar sin ganas sería una cosa artificial y obligada, sería hasta una falta de sinceridad y una forma de hipocresía. Rezaré cuando me apetezca…”

A esto podemos responder, que si esperamos a que nos entren las ganas, llegará el juicio final.

Cuando era un niño recuerdo claramente tener mucho desgano de ir a la escuela, sobre todo los días lunes, ¡que pereza tenía!, pero claro tenía que ir a estudiar aunque no tenía ganas.

Recuerdo también cuando nació mi hijo Carlitos, mi esposa lo tuvo por cesárea, el bebe se levantaba con hambre varias veces en la madrugada.

Mi esposa me levantaba para que le ayude con el bebe, ya que estaba muy adolorida.
No sabes con cuanto desgano me levantaba, en realidad tenía mucho sueño, pero finalmente le ayudaba a mi esposa.

Recuerdo que mi esposa estaba muy delicada, rezaba todos los días por ella, la oración del esposo o de la esposa el vital en estas circunstancias.

Lo que debemos aprender es que en muchas circunstancias de la vida tenemos que hacer cosas por amor, aunque humanamente no tengamos ganas de hacerlo.

El amor es el que nos mueve, además existe un motivo igualmente legítimo, pero más profundo y más constante que nos impulsa a encontramos con Dios en la oración: y este es el sencillo hecho de que Dios nos invita a ello.

El Evangelio nos lo pide: «orad sin desfallecer» (Lc:18,1).

También aquí nos ha de guiar la fe y no el estado de ánimo.

¡Cuántas veces juzgo y califico como “mala” mi oración cuando no experimento algo intenso, un consuelo o un “arrullito místico”, como sentir algo bonito en el espíritu.

Lo importante aquí es tener claro que si oro para sentirme bien, o si oro para tener un encuentro con mi Dios. Y es que a veces me puede pasar que dejo de rezar porque ya no siento nada.

Entonces queda de manifiesto lo que verdaderamente buscaba en la oración: no a Dios, no amarlo, no escucharlo o encontrar en Él la fuerza para perseverar en las dificultades de la vida cotidiana.

Lo que realmente buscaba era ¡a mí mismo!.

Lo que buscaba era utilizar a Dios para sentirme bien, para sentir algo intenso.

La verdad es que si solo estoy buscando en la oración sentirme bien, no estoy buscando a Dios. Me estoy buscando a mí mismo, estoy buscando mi placer, mi comodidad, lo que a mí me gusta.

Tienes que ser justo, recuerda que la oración cristiana del justo tiene mucho poder.

Así que debes de entender que la oración es más que un sentimiento. No siempre voy a sentir algo, es más muchas veces no voy a sentir nada.

Rezar cuando me siento bien eso lo hace cualquiera, pero rezar cuando no siento nada de verdad hay que tener un amor inmenso.

Por lo tanto vale la pena que nos sinceremos ¿cuánto amor tengo yo cuando rezo?. Si tienes mucho amor para Dios, podrás vencer los obstáculos en la oración.

De esta manera tendrás los mejores resultados de una oración eficaz.

Obstáculo 5: No rezo porque No soy digno

En muchas ocasiones podemos sentirnos culpables, sobre todo cuando cometemos un pecado grave. En estas circunstancias creemos que no somos merecedores del perdón de Dios y por eso dejamos de rezar.

Muchos dicen “como voy a rezar con tremendo pecado que he cometido”.

Si este es tu caso déjame decirte que es cuando más necesitas rezar, es tan absurdo como si un enfermo dijera: «sabes que estoy tan, pero tan enfermo, que no tengo cara para ir donde el médico. Estoy muy enfermo y me da vergüenza ir al médico».

Imagínate por un momento que fuese así, que cada vez que pecáramos dejáramos de rezar.

Si fuese así nunca rezaríamos. La verdad todos somos pecadores y por lo tanto nunca vamos a ser dignos, recuerda siempre ¡nunca vamos a ser dignos porque somos pecadores!, y si Dios nos perdona es por pura misericordia.

Así que no te apartes de Dios si has cometido un pecado, porque si lo haces el demonio habrá ganado. La gran victoria del maligno, no es tanto que caigamos en un pecado o en otro, pues él sabe muy bien que Dios nos perdona.

La gran Victoria del maligno es que después de haber pecado, nos alejemos de Dios y ya no recemos, tratando de luchar solos, esa es su gran victoria porque el desea que nos alejemos de Dios.

Si nos alejamos de Dios, nunca venceremos los obstáculos en la oración.

Así que te recomiendo hagas un estudio bíblico sobre cómo vencer estos estorbos en la oración, y cultiva una actitud correcta.

Sabes ¿cuál es la actitud correcta?, ¡la del hijo pródigo!, sin lugar a dudas esa es la mejor actitud de un verdadero cristiano.

El hijo pródigo que viéndose en su miseria acude al Padre, ¡mira que interesante!, el hijo reflexiona, recuerda a su padre y eso es lo que lo lleva a convertirse.

Obstáculo 6: No escucho a Dios

Algunos dejan de rezar porque experimentan un vacío cuando rezan: Dicen por ejemplo “parece que Dios no me escucha”. Siento que Dios no escucha mi oración.

En realidad Dios se deja hallar de quien lo busca sinceramente, lo que sucede es que cuando rezas hablas demasiado, a veces es bueno callarse un poco en la oración, en lo personal te puedo decir que eso funciona.

Por ejemplo en mi experiencia rezo normalmente, le doy gracias a Dios por todas sus bendiciones, lo alabo, le pido mucho por mi crecimiento espiritual y por otras necesidades.

Pero al final me quedo cayado. Dios nos puede hablar a través de pensamientos, nos puede hablar a través de la lectura de un texto bíblico, Dios nos puede hablar a través de algún hermano.

No necesariamente esperes que te diga algo en el mismo momento que estas rezando. Dios te puede hablar incluso al siguiente día.

Lo importante aquí es que siempre tengas un espacio de silencio al finalizar tu oración, o incluso mantenerte en silencio contemplativo es una forma de oración.

A veces hablamos mucho con nuestras palabras o con nuestros pensamientos, nos quejamos y reclamamos. A veces hablamos tanto en la oración, porque tememos caer en un silencio en el cual Dios no nos vaya a decir nada, tenemos miedo que Dios no nos diga nada y terminamos más preocupados por escucharnos a nosotros mismos que por escuchar a Dios.

Así que te recomiendo que no tengas temor de hacer silencio y de escuchar a Dios porque Él si habla, claro que habla.

Dios habla en el silencio, y si te cuesta mucho escuchar a Dios, te doy una última recomendación: coge la biblia, coge los evangelios, y te aseguro que leyendo los evangelios ya no vas a poder decir que Dios no te habla, porque cuando lees los evangelios estas escuchando al mismo Dios, estas escuchando la palabra de Dios, ¡Dios que te habla al corazón!.

Por lo tanto ese puede ser un medio muy importante para que eduquemos el oído y así escuchar al Señor.

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1 comentario en «Obstáculos en la Oración»

  1. Es muy interesante que Dios es súper .. con circunstancias, lecturas, el silencio. Adoración al santísimo para escuchar su voz de Padre Celestial.

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