Liturgia de las horas completas

El oficio divino (Liturgia de las Horas completas) es el conjunto de oraciones (salmos, antífonas, himnos, oraciones, lecturas bíblicas y otras) que la Iglesia ha organizado para ser rezadas en determinadas horas de cada día.

El oficio divino es parte de la liturgia de las horas completas y, como tal, constituye, con la Santa Misa, la plegaria pública y oficial de la Iglesia. Su fin es consagrar las horas al Señor, extendiendo la comunión con Cristo efectuada en el Sacrificio de la Misa.

Quien reza el oficio hace un paro en las labores para rezar con la Iglesia aunque se encuentre físicamente solo. Aunque sin duda es necesaria la oración privada, también es necesario que recemos formalmente unidos como Iglesia.

Liturgia de las horas completas
Liturgia de las horas completas

Los sacerdotes, religiosos y religiosas tienen obligación de rezar el Oficio Divino.

La Iglesia invita a TODOS a rezar la Liturgia de las Horas completas:

«Se invita encarecidamente también a los demás fieles a que, según las circunstancias, participen en la Liturgia de las Horas, puesto que es acción de la Iglesia. Código de Derecho Canónico [Canon 1174 § 2.]»

Oficio Divino y Liturgia de las horas

Aunque se haya tomado la decisión do orar juntos todos los días, se puede tener la impresión de estar dando vueltas en el mismo punto. Se dice siempre lo mismo, se buscan intenciones para confiarlas al Señor, la oración no llega de manera espontánea al corazón…. Le falta estructura.

¿Por qué no orar a partir de la palabra de Dios, como el evangelio del día, con la ayuda de herramientas como e Oremos como Iglesia o el magnificat? Existen también sitios en internet donde gratuitamente se dan los textos de la Eucaristía del día.

La Iglesia nos hace partícipes de la Palabra de Dios ofreciéndonos un bello regalo: el oficio divino. Esta forma de oración es llamada también liturgia de las horas, u “Oración para el tiempo actual”, según el título de un libro que sirve de “breviario”.

Allí encontramos todo lo necesario para alimentar nuestra plegaria conyugal: himno, Palabra de Dios, Salmos, intercesión. Padrenuestro, etc.

Liturgia de las horas para parejas cristianas

Esta oración oficial de la Iglesia (liturgia de las horas completas), reservada antes a los monjes, a los religiosos y a los sacerdotes, se extiende cada vez más en nuestro mundo. Muchas parejas adoptan esta forma de oración litúrgica que está muy bien repartida en el tiempo.

Ofrecemos el mundo y consagramos, por la alabanza de las horas, el ciclo del día y de la noche, toda la actividad humana. Este marco se modela de acuerdo con el ritmo del tiempo cósmico al cual toda persona está sometida por su naturaleza: día, noche, estación, año.

Desde hace varios años, mi esposa y yo tomamos un tiempo por la noche a fin de orar juntos las vísperas, en el cuarto de nuestra casa. Nos servimos del libro Oración del tiempo actual. Comulgamos con el ministerio de Cristo mientras nos unimos a la oración ordinaria de la Iglesia.

Es Cristo quien ora al Padre en nosotros por medio de su Espíritu y nosotros quienes oramos en Cristo. Este tiempo ordinario de oración nos abre a lo extraordinario de la gracia. No hay sorpresa alguna ya que sabemos hacia dónde vamos.

Seguimos la estructura del oficio, alternando los Salmos a dos voces. Guardamos un poco de silencio luego de escuchar la Palabra de Dios. Las intenciones de nuestra oración se incorporan a la oración de letanía de la Iglesia. Este tiempo de las vísperas se convierte en un tiempo para Dios. Y cuando las obligaciones de la vida diaria nos impiden recitar las vísperas, no dejamos de hacerlo al día siguiente. La liturgia de horas completas de la pareja debe seguir siendo siempre algo flexible, pero constante en cuanto sea posible.

Orar en pareja los misterios del Santo Rosario

El Rosario es la otra forma de oración que nos acompaña fielmente desde que nos casamos. Todas las noches lo recitamos, dejando que las cuentas se deslicen por nuestros dedos, al ritmo de los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos, según los días.

Veamos el conjunto de estos veinte misterios y las gracias que se deben pedir como otros tantos frutos que corresponden al misterio contemplado.

Ustedes están en libertad de pedir algo diferente. Meditamos los episodios de la vida de Jesús siguiéndolo paso a paso en su camino de gozo, luz, sufrimiento, y gloria.

Misterios gozosos
(que se deben recitar los lunes y los sábados)
La Anunciación: el gozo
La Visitación: la caridad fraterna
La Natividad: la paz
La Presentación de Jesús en el templo: la ofrenda
La pérdida y hallazgo de Jesús en el templo: la sabiduría

Misterios luminosos
(que se deben recitar los jueves)
El bautismo de Jesús: la unión con Dios
Las bodas de Cana: la confianza en María
El anuncio del reino de Dios: la conversión
La Transfiguración: el deseo de Dios
La institución de la Eucaristía: la unidad

Misterios dolorosos
(que se deben recitar los martes y los viernes)
La agonfa de Jesús: la contrición de nuestras faltas
La flagelación: el desprendimiento
La coronación de espinas: la humildad
Jesús lleva su cruz: la paciencia
La muerte de Jesús en la cruz: la perseverancia

Misterios gloriosos
(que se deben recitar los domingos y los miércoles!
La Resurrección: la fe
l.a Ascensión: la esperanza
La venida del Espíritu Santo: el amor
La Asunción: el deseo del cielo
La coronación de María: la gracia de una buena muerte

Nos gusta recitar el Santo Rosario mientras caminamos

Esparcimos Avemarías como rosasen los umbrales de las casas, mientras contemplamos los misterios de la vida de Jesús y de María. Alternamos las cinco decenas; uno ora la primera parte. “Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”; la otra persona continúa con la segunda parte:

“Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”. Nos turnamos en cada decena.

El Rosario era la oración preferida del papa Juan Pablo II quien hizo de él una verdadera contemplación en vez de una repetición de fórmulas. En el 2002 dejó una carta apostólica muy hermosa sobre la importancia y la manera de recitar el Rosario:

El Rosario de la Virgen María. Él anima a los laicos a celebrar la liturgia de las horas completas y a rezarlo como “dos vías de la contemplación cristiana que no se nos oponen, sino que se complementan”

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