Amor Familiar

Siguiendo esta secuencia de familias para Cristo hoy veremos cómo fortalecer el amor familiar.

Es necesario conocer que Jesús no glorificó la familia, tampoco la denigró, no señala ningún modelo ideal de familia, sino, más bien, inaugura en la historia un nuevo tipo de relación. Su sueño es que la humanidad sea una inmensa familia en la que todos se amen mutuamente.

Lo que le interesa es el reino de Dios y ésta es la misión por la cual ha sido enviado. Como las demás realidades terrenales, la familia cristiana es una etapa y un medio para construir el reino, el lugar de paso del estado de hijos, de padres humanos al de hijos de Dios.

En este ambiente cristiano, Jesús va a exaltar a los pequeños, a los débiles, a los niños, porque ellos son precisamente signos de este reino. Aquí inicia el amor familiar con el ejemplo del mismo Jesús, así vemos cómo Jesús ama a los niños.

Siempre que lo hicieron a uno de estos mis más pequeños hermanos, conmigo lo hicieron (Mateo 25,40).

Amor Familiar
Amor Familiar

Cómo cultivar el amor a los hijos en la vida familiar

En cada familia, hay a menudo un hijo difícil, menos agradable que los otros, una «oveja negra» que pide toda la atención y la energía de los padres. Ponerse a su servicio es entrar en la escuela de Jesús, manso y humilde de corazón, es decir, en la escuela del más pequeño. Como todo niño, Él es signo del reino sobre todo por su exclusión, su vulnerabilidad, su necesidad de salvación.

Si no cambian y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, es el mayor en el reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe ( Mateo 18, 3-5 ).

Como puedes ver el texto revela por demás cómo Jesús ama a los niñosde su iglesia doméstica.

Los padres han de hacer el duelo del hijo «ideal» y reconocer en su hijo herido lo que hay de único y precioso en él. Mediante la debilidad reconocida y aceptada, se revela el amor familiar misericordioso de Dios que se hizo pobre para enriquecernos con su misterio trinitario en el que cada uno recibe del otro.

Pero permanecerá en el corazón de los padres esta parte de sufrimiento de su hijo que ellos no podrán evitar, un misterio de dolores del parto que es como un llamado a amar más allá de la muerte. Y si fuera la ocasión de amar como Dios nos ama, la familia sería entonces verdaderamente un lugar teológico, es decir, el lugar de la presencia redentora de Cristo y de la experiencia trinitaria.

Camino de santidad en la familia

El pequeño camino de santidad propuesto por Teresa de Lisieux está en disposición de manera concreta de la realidad familiar, ya que no se destacan los medios extraordinarios ni los fenómenos sensibles, sino la misericordia de Dios como Padre.

No se trata aquí de subir la ruda escalera de la perfección, sino de tomar el ascensor del amor que son los brazos de Jesús y dejarse llevar por Él hasta el Padre.

Las debilidades y fracasos no conducen a la desesperación, ya que son ocasiones de dejarse inundar con la misericordia divina, siguiendo el ejemplo del hijo pródigo. Salimos de la dificultad de nuestra impotencia por la confianza en la intervención amorosa de Dios.

Este pequeño camino de confianza y de santidad es liberador para las familias, porque favorece la aceptación de nuestros límites ante la mirada de un Dios Padre que nos ama como sus hijos.

Sucede con frecuencia que nos asombramos ante las bellezas que se encuentran en lugares lejanos, pero, ¿vemos las que nacen en el interior mismo de las casas y que están alrededor de la mesa?

Cuando Teresa escribe que basta con «soportar con paciencia las propias imperfecciones», traza todo un programa para las parejas y las familias en las que la escucha, el respeto, la confianza y un buen sentido del humor se valorizan. Este amor familiar mutuo comienza con el perdón que los padres se deben dar a ellos mismos:

El amor familiar a los niños un rostro de respeto

Impaciencia ante el hijo, dificultad de quererlo, rechazo al diálogo…. al reconocer con paciencia sus imperfecciones, los padres aceptan lo que son fundamentalmente: seres mortales y limitados que no son omnipotentes.

Por ejemplo, cuando el hijo cae ante una limitación o una dificultad, estamos en presencia de un secreto que hay que descubrir, una diferencia que nos cuestiona. El amor toma entonces un rostro de respeto, de acogida,de participación. El hijo que sufre provoca el progreso interior, un descenso a ese lugar del corazón en el que la oración se vuelve clamor y amor.

Dios no quiere familias perfectas, sino familias que amen. Jesús tiene un amor especial por los niños, pero también ama a los padres, su misión es que las realidades conyugales y familiares sean lugares donde se experimente la santidad, es decir de la unión con Dios en la fe, la esperanza y el amor.

Es en lo cotidiano de la vida donde el Dios hecho hombre se revela a nosotros. Él mismo vivió las realidades familiares, el amor familiar con María y José. Desde la encarnación del Verbo, no puede haber allí oposición alguna entre amor de Dios y del prójimo, espiritualidad y sexualidad, oración y trabajo, santidad y familia.

En esta espiritualidad diaria de nuestras familias donde Teresa nos inspira las actitudes que hay que vivenciar: Vivir de amor, inspirarse en los valores de Jesús, crear un contexto de amor y de escucha, conceder la prioridad al que más sufra, asumir su soledad al mismo tiempo que se es solidario con todos los demás, asombrarse con las pequeñas cosas de la vida diaria, cantar las misericordias del Señor, aceptar la propia debilidad, orar juntos, pasar de la pequeña familia a la gran familia de la comunión de los santos.

Cómo favorecer una buena comunión en la familia

No se nace padre, se llega a ser, y esto es para siempre. Confía en tu función de padre y no dejes que te invada la culpabilidad.

veamos 10 reglas básicas que son otras tantas actitudes positivas para ser padre:

  • Hacer todo lo posible
  • Aceptar los propios límites
  • Saber que es bueno, por ende imperfecto
  • Considerar que siempre estamos en crecimiento
  • Saber que el primer educador es el hijo
  • Acoger al hijo
  • Amar con el corazón y con la razón
  • Querer establecer una relación afectiva con el hijo
  • Buscar el tiempo para dialogar con el hijo
  • Liberar al hijo

1 comentario en «Amor Familiar»

  1. que excelent lo
    que acabo de leer tengo dos hijos el mas pequeño me insultado mucho hasta llegar
    maltratarme con palabras soeces, nunca me ha golpeado, yo le he dicho que no lo haga
    porque ofende a Dios, y yo cuando me acerco a Dios atravez de la oracion, que todos los dias
    lo hago, visito mucho el templo y trato de comunicarme copn Dios y le digo perdona a mi
    hijo son cosas de jovenes y le pido perdon a Dios pues quiza no lo pude educar, aunque en el fondo yo estoy seguro que no les di malos ejemplos, pero yo le pido perdon a Dios poque
    pieno que tuve laq culpa.

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